Ya en 2008, Nicholas Carr publicó un fenomenal artículo en la revista norteamericana The Atlantic que se titulaba precisamente “¿Nos está haciendo Google estúpidos?” El artículo tuvo tanto éxito que Carr acabó publicando un libro.
En dicho artículo, el autor indicaba que la forma en que Internet nos acostumbra a la obtención de información, mediante búsquedas, hipervínvulos (lo que denominaba “una corriente de partículas de información”) hace que le costase en la actualidad mantenerse concentrado si el texto era demasiado largo. “He perdido”, citaba Carr a otro autor llamado Bob Friedman, “la capacidad de leer y absorber un artículo largo, sea en papel o en la web. No podré leer Guerra y Paz nunca más, he perdido esta capacidad. Incluso un post de un blog que sea más largo de tres o cuatro párrafos es demasiado largo para entenderlo. Lo leo en diagonal.”
Sin duda los que se quejan de la extensión de un texto en Internet sufren de esta dolencia.